+ Ya no hay nada que resulte sencillo, tengo que hacer un esfuerzo constante para decidir a quien querer u odiar, en quien confiar, parece que cuanto más sé, más confusa me siento.
- A eso se le llama madurar.
+ Pues no quiero madurar más.
- Te comprendo.
+ ¿Luego es más fácil?
- ¿Te refieres a la vida?
+ Sí, ¿se hace más fácil?
- ¿Qué es lo que quieres que te diga?
+ Miénteme.
- Sí, es sencillísima. Los buenos siempre son corpulentos y sinceros, a los malos se les distingue fácilmente por sus cuernos puntiagudos, o sus sombreros negros. Siempre les vencemos y salvamos la situación. Nunca muere nadie y todos vivimos felices y comemos perdices.
+ Embustero.
